Cuando hablamos de piedras preciosas, se nos viene a la mente las más conocidas como: Diamante, Zafiro, Rubí y Esmeralda. Pero además de estas, hay más de 130 especies minerales catalogadas como piedras semipreciosas algunas de las cuales vamos a ver en este artículo.
¿Piedras semipreciosas?
Comenzamos diciendo que el término “semipreciosas” ya no es válido y os vamos a contar el por qué. Como hablamos en “Hablemos de piedras preciosas: diamante, esmeralda, rubí y zafiro”, las gemas se dividieron en preciosas y semipreciosas, caras y baratas. Actualmente esta clasificación no es válida por que se han encontrado variedades de piedras que cumplen alguna de las características de las piedras preciosas, vamos a recordar cuales son:
Dureza, tenía que ser superior a 7 en la escala de Mohs, que sabemos que va del 1 al 10, siendo el diamante, la más dura.
Rareza, cuanto más escasa sea en la naturaleza, más difícil de encontrar será y por lo tanto su precio se incrementará.
La belleza, en este apartado se incluirá el color, la transparencia, el brillo...que también hará que se encarezca la piedra.
Todas las piedras que tengan alguna de estas características ya pueden entrar en el “club” de las piedras preciosas. Es por esto por lo que el término “piedra semipreciosa” deja de usarse, ya que en muchas ocasiones, encontrábamos piedras que poseían alguna de estas propiedades lo que hacen que puedan pasar a considerarse como una gema o piedra preciosa.
Además, queremos señalar que algunas piedras que han sido consideradas hasta ahora como piedras semipreciosas llegan a ser mucho más caras que, incluso, un diamante. Este es el caso de la turmalina Paraiba, una preciosa piedra de color azul turquesa o azul verdoso brillante, con una gran transparencia y que puede alcanzar muy altos precios en el mercado, debido a su escasez y gran belleza. No por tener un nombre conocido es más importante.
En Badai queremos destacar estas piedras que han pasado a un “segundo plano” ya que no son tan conocidas en nuestro imaginario de “piedras semipreciosas” pero que son igual o más (si cabe) de especiales:
Turmalina Paraiba
Empezamos por la ya mencionada Turmalina. Esta piedra fue descubierta por primera vez en la década de los 80 gracias al incansable geólogo Hector Dimas Barbosa, quién creía que, dadas las características geológicas y las particulares formaciones rocosas de las colinas del estado de Paraíba situado en la parte más occidental de Brasil, esta región escondía gemas desconocidas hasta la fecha. Después de casi una década en 1987, gracias a su pasión por la geología descubrió las maravillosas turmalinas neón brillantes.
Tanzanita
Otra de estas piedras es la Tanzanita, que fue descubierta por buscadores de tesoros en el año 1967. Por su color se creía que eran zafiros de una calidad exquisita. No fue hasta años más tarde, después de un exhaustivo análisis por parte de la GIA, cuando vieron que se trataba de una piedra preciosa que llevaba oculta más de seis mil años y que un incendio forestal en el Kilimanjaro ocurrido hace más de cincuenta años fue el causante de su magnífico color, muy alejado del que tenía anteriormente, que era de color marrón.
¿Un dato curioso? El nombre de la piedra es Zoisita, pero fue la marca Tiffany & Co quien le cambió el nombre por el que la conocemos ahora.
Granate Demantoide
Esta piedra pertenece a la familia de los granates, como hemos visto antes, cumple con algunas de las características de las que llamamos preciosas. El nombre proviene del flamenco “demant” que significa diamante, debido a que tiene unas cualidades, lustre y dispersión, mayores que el diamante. Tienen un color verde muy intenso y es una piedra muy rara en la naturaleza, lo que hace que los ejemplares de 5 quilates en adelante sean muy escasos y por lo tanto su precio es muy elevado.
¿Cuál ha sido vuestra favorita? Al equipo Badai nos cuesta decidirnos, pero la Turmalina y la Tanzanita nos tiene robado el corazón.
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